Desfilando bajo la lluvia va con su abrigo otoñal al son del viento sigilosamente silbante.
Tranquila manos en bolsillo, cabeza gacha, bufanda al cuello, cabellera flameante.
Mirada suave y cálida, café como el café, iris fuerte como el café, sonrisa dulce y blanca como el ázucar.
Paso flotante, sobrio pero elegante, pareciera que vuelas en giros de ballet...de punta en pie.
No la vi sino de paso bien decía el peota Whitman...el espacio de lana dejado por el tejido que circundaba su cuello daba paso para el soplo de aire exacto, de modo que su voz era una entonación soñada por ruiseñores primaverales de amanecer campestre.
Su mirada, como el brillo del mar en el horizonte...su aliento...con la frescura de la brisa del mar, su recuerdo al amar, como estela de una estrella fugaz extenuada de ir y venir fundiéndose una y otra vez, hasta desaparecer en exclamaciones multiorgásmicas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario